“La Enfermería del Trabajo no es secundaria: es una especialidad estratégica para la salud pública y laboral”
Entrevistamos a Montserrat Sampedro, enfermera del trabajo que reflexiona sobre su vocación, los retos del sector y el papel transformador de esta especialidad en la prevención, el liderazgo enfermero y la sostenibilidad del sistema sanitario
Montserrat Sampedro Gallardo es enfermera especialista en Enfermería del Trabajo y Comunitaria, con una sólida formación que incluye una doble titulación en Enfermería y Fisioterapia, un máster en cuidados especializados y un experto universitario en fisioterapia, además de diversos cursos orientados a la salud laboral. Esta combinación de conocimientos le ha permitido desarrollar una visión integral de la salud de los trabajadores.
Durante su residencia en Enfermería del Trabajo, ha rotado por múltiples servicios clínicos y unidades de prevención, consolidando competencias en vigilancia de la salud, evaluación de riesgos laborales y promoción de entornos laborales saludables. Su perfil destaca también por su participación activa en proyectos de investigación, comunicaciones científicas y actividades docentes, especialmente en áreas como riesgos psicosociales, doble presencia, bioseguridad y ergonomía.
Profesional comprometida, proactiva y con una gran capacidad de adaptación, Montserrat orienta su labor hacia la prevención y la mejora continua de la salud laboral. Disfruta del trabajo en equipo multidisciplinar y busca desarrollarse en entornos que reconozcan la salud de los trabajadores como un pilar clave para la calidad asistencial
¿Qué te llevó a especializarte en enfermería del trabajo?
Mi decisión de especializarme en Enfermería del Trabajo fue, en parte, una elección condicionada por circunstancias personales que me llevaron a replantearme mi rumbo profesional. En ese momento, buscaba una especialidad que, dentro de mis posibilidades, me permitiera crecer sin alejarme del enfoque comunitario que siempre me ha interesado —especialidad que ya había realizado previamente.
La Enfermería del Trabajo me ofrecía una opción cercana a esa visión preventiva y poblacional, pero con un enfoque muy concreto en el ámbito laboral, que además complementaba de forma natural mi formación como fisioterapeuta. Sentí que podía aportar una visión más integral desde la prevención, la ergonomía y la rehabilitación, lo que me daba una mayor proyección y utilidad dentro del sistema sanitario.
Con el tiempo, descubrí que había acertado: he encontrado en esta especialidad un campo donde puedo combinar la asistencia, la docencia, la investigación y, sobre todo, la promoción de la salud de una manera que me motiva y me hace sentir útil.
¿Qué consejo le darías a una enfermera que quiere especializarse en este campo?
Le diría que se acerque a esta especialidad con una mentalidad abierta, preventiva y con ganas de aprender cosas muy distintas a la enfermería asistencial clásica. Es una especialidad muy versátil, donde se combinan conocimientos clínicos, legales, psicosociales y organizativos, y en la que puedes marcar una gran diferencia en la salud de las personas antes de que enfermen.
También le aconsejaría que aproveche cada rotación, cada curso, cada oportunidad de participar en proyectos o sesiones clínicas, porque muchas veces no se conoce bien el alcance real de nuestra labor hasta que se vive desde dentro. La Enfermería del Trabajo no solo se trata de hacer reconocimientos médicos, sino de prevenir riesgos, cuidar entornos laborales y promover hábitos saludables que impactan directamente en la calidad de vida de los trabajadores.
Y, sobre todo, que no subestime el valor que puede aportar desde su experiencia previa: todo suma, especialmente si viene de ámbitos como la atención primaria, la rehabilitación o la salud pública.
Desde tu experiencia, ¿Cuáles son las principales barreras o complicaciones que afectan a la profesión en la actualidad?
Desde mi experiencia, una de las principales barreras es el desconocimiento general que aún existe sobre el papel de la Enfermería del Trabajo, incluso dentro del propio entorno sanitario. Muchas veces se reduce nuestra labor a los reconocimientos médicos, cuando en realidad nuestra función abarca prevención, promoción de la salud, vigilancia epidemiológica, intervención ante riesgos psicosociales, ergonomía, bioseguridad, y mucho más.
Otra dificultad importante es la falta de recursos humanos y materiales en muchos servicios de prevención, que limita la posibilidad de actuar de forma más proactiva y comunitaria. En ocasiones, esto se traduce en una sobrecarga asistencial y en menos tiempo para intervenir de forma estratégica.
También destacaría la infrarrepresentación en los órganos de decisión y la escasa visibilidad que tiene nuestro trabajo, a pesar de su impacto directo en la salud laboral, el bienestar emocional y la productividad del personal. Esto puede dificultar que nuestras propuestas de mejora sean escuchadas o implementadas.
Por último, hay que mencionar los retos derivados de los nuevos riesgos emergentes, como los psicosociales, la doble presencia, el envejecimiento de las plantillas o el impacto de la tecnología en la salud mental. Todo esto requiere actualización constante, trabajo interdisciplinar y mayor respaldo institucional.
Aun así, creo que estamos en un momento clave para dar valor a nuestra profesión y demostrar que la salud laboral no es solo necesaria, sino estratégica.
¿Qué medidas crees que deberían implementarse para mejorar las condiciones laborales de las enfermeras del trabajo en Andalucía?
Desde mi punto de vista las claves para mejorar las condiciones laborales de las enfermeras serian:
1. Aumentar y estabilizar plantillas
2. Contratos estables y retorno del talento
3. Retribución competitiva, especialmente por turnos y nocturnidad
4. Reducir cargas asistenciales y mejorar ratios
5. Jornada y conciliación adaptada
6. Comisión autonómica de condiciones laborales
7. Apoyar la promoción profesional y desarrollo
En resumen, las claves son: refuerzo de plantilla, estabilidad laboral, salarios justos, cargas asistenciales reducidas, mejor conciliación, espacios de diálogo permanente y un impulso real al desarrollo profesional. Estas acciones combinarían eficacia, justicia y sostenibilidad para las enfermeras del trabajo en Andalucía.
¿Crees que la enfermería del trabajo está suficientemente reconocida dentro del sistema sanitario, o aún se percibe como una disciplina secundaria?
Creo que, aunque todavía no se le da toda la visibilidad y reconocimiento que merece, la Enfermería del Trabajo está empezando a ganar espacio dentro del sistema sanitario. Tradicionalmente ha sido percibida como una disciplina más administrativa o secundaria, lo que no refleja la complejidad ni la importancia real de nuestras funciones, especialmente en el ámbito de la prevención, la promoción de la salud y la protección de los trabajadores.
Afortunadamente, gracias al trabajo diario y al compromiso de muchos compañeros y compañeras, esta percepción está cambiando poco a poco. Cada vez participamos más activamente en equipos multidisciplinares, en investigación, en formación, y en la implementación de estrategias preventivas dentro de las organizaciones sanitarias.
Todavía queda camino por recorrer, pero confío en que con profesionalidad, evidencia y colaboración seguiremos avanzando en el reconocimiento pleno de nuestra especialidad.

¿Qué impacto tiene tu trabajo en la prevención de enfermedades profesionales y accidentes laborales?
Mi trabajo como enfermera del trabajo tiene un impacto directo en la prevención de enfermedades profesionales y accidentes laborales, ya que desde nuestra especialidad actuamos en todas las fases del proceso preventivo: identificación de riesgos, vigilancia de la salud, formación, intervención y seguimiento. Por ejemplo, mediante la vigilancia de la salud detectamos precozmente alteraciones relacionadas con el entorno laboral, lo que nos permite actuar antes de que se conviertan en patologías crónicas o incapacidades. En este sentido, tenemos un papel clave en la promoción de hábitos saludables, la ergonomía, la salud psicosocial, la vacunación o la evaluación de riesgos específicos, como el biológico, el químico o el postural.
Además, al formar parte de los servicios de prevención en un equipo multidisciplinar, contribuimos a la investigación de accidentes, el diseño de protocolos de actuación y la mejora continua de los entornos de trabajo, siempre desde una mirada integral que tiene en cuenta tanto la seguridad física como el bienestar emocional de los trabajadores.
En resumen, nuestra labor no solo previene enfermedades y lesiones, sino que también mejora la calidad de vida laboral, reduce el absentismo y aumenta la sostenibilidad del sistema sanitario.
¿Sientes que las nuevas generaciones de enfermeras están más preparadas y dispuestas a liderar cambios dentro de la profesión?
Sí, creo que las nuevas generaciones de enfermeras vienen con una formación más amplia, una mayor conciencia social y una visión más integradora de la profesión. Están familiarizadas con la tecnología, manejan mejor la información científica y están más conectadas con temas clave como la salud mental, la igualdad, la prevención o la humanización del cuidado.
Además, muchas muestran una actitud proactiva, con ganas de implicarse en la docencia, la investigación o la gestión, lo que sin duda favorece el liderazgo y la transformación del rol enfermero. Por supuesto, también necesitan apoyo, referentes y espacios reales para desarrollarse, pero traen consigo una motivación y una mentalidad de cambio que es muy valiosa.
Desde mi experiencia, también veo que en áreas como la Enfermería del Trabajo, que antes podían pasar más desapercibidas, ahora hay un interés creciente por parte de residentes y profesionales jóvenes, lo que me hace ser optimista sobre el futuro de nuestra especialidad y de la profesión en general.
Háblanos del premio al mejor TFR de Andalucía.
Tuve el honor de recibir el Premio al Mejor Protocolo de Investigación en Enfermería del Trabajo de Andalucía, concedido en abril de 2025 durante la XX Jornada Científica y XIX Encuentro de Tutores de la Unidad Docente Multiprofesional de Salud Laboral de Andalucía, celebrado en Sevilla.
El trabajo con el que obtuve este reconocimiento se titula «Valoración de la doble presencia en un hospital de tercer nivel», y surgió del interés por visibilizar un riesgo psicosocial cada vez más presente en el ámbito sanitario: el conflicto entre las demandas laborales y familiares que muchas personas, especialmente mujeres, enfrentan diariamente.
El estudio fue aplicado a 204 trabajadores del Hospital Universitario Torrecárdenas, utilizando cuestionarios validados (ISTAS21 y F-PSICO 4.1) para analizar la prevalencia de la doble presencia y su relación con variables como la edad, el sexo, la categoría profesional, la turnicidad o el núcleo familiar. Los resultados mostraron una alta prevalencia del conflicto trabajo-familia, especialmente en mujeres con responsabilidades de cuidado, y una fuerte asociación con factores psicosociales como la carga de trabajo y las demandas psicológicas.
Además del análisis, el proyecto incluyó una propuesta de intervención práctica basada en tres talleres: fundamentos teóricos, técnicas de manejo (como relajación y gestión del tiempo) y un plan de autocuidado integral.
Este trabajo fue complementado por otra línea de investigación centrada en la conciliación, con el uso del cuestionario SWING para evaluar las interacciones positivas y negativas entre el trabajo y la familia. Esta segunda línea de estudio me llevó a recibir en junio de 2025 el Premio al Mejor Póster en las III Jornadas Andaluzas de Enfermería del Trabajo, celebradas en Granada, por la comunicación titulada “SWING como herramienta para identificar conflicto y apoyo trabajo-familia en entornos hospitalarios de tercer nivel”.
Para mí, ambos premios no solo representan un reconocimiento académico, sino también una oportunidad para dar visibilidad a problemáticas reales y aportar soluciones concretas desde la Enfermería del Trabajo, contribuyendo así a mejorar la salud y el bienestar de los profesionales en su entorno laboral.
¿Qué mensaje enviarías a tus compañeras para fomentar el orgullo profesional y el liderazgo dentro del colectivo enfermero?
Les diría que somos mucho más que ejecutoras de cuidados: somos profesionales con criterio, capacidad técnica, sensibilidad humana y una visión única del paciente y del entorno. La Enfermería no solo cuida, también investiga, lidera, previene, forma, gestiona y transforma.
Debemos sentirnos orgullosas de lo que hacemos cada día, aunque muchas veces sea en silencio, sin aplausos y en condiciones difíciles. Porque en cada intervención, en cada pequeño gesto, estamos construyendo salud, dignidad y bienestar para otros.
El liderazgo empieza desde lo cotidiano: atreviéndonos a proponer cambios, a visibilizar nuestras aportaciones y a acompañar a otras compañeras en su desarrollo profesional. No se trata solo de llegar a puestos de gestión, sino de liderar desde donde estemos, con ética, compromiso y vocación.
A nuestras futuras generaciones les debemos una profesión más fuerte, más visible y más unida. Y eso empieza por creérnoslo, valorarnos y alzar la voz sin miedo, con argumentos y con pasión.
¿Qué futuro visualizas para esta especialidad dentro del ámbito de la salud pública y laboral?
Visualizo un futuro donde la Enfermería del Trabajo será una pieza clave dentro del sistema de salud pública y laboral, especialmente en un contexto donde el envejecimiento de las plantillas, el aumento de las enfermedades crónicas, los riesgos psicosociales y los cambios en la organización del trabajo exigen una mirada más preventiva, humana e integradora.
Nuestra especialidad tiene un potencial enorme para liderar estrategias de promoción de la salud en el lugar de trabajo, intervenir en entornos complejos desde la vigilancia colectiva, y actuar como enlace entre las políticas públicas de salud y la realidad de los trabajadores. Cada vez será más necesario el enfoque biopsicosocial que aportamos, y nuestra capacidad de actuar no solo desde la clínica, sino también desde la docencia, la investigación y la gestión.
También creo que avanzaremos en mayor reconocimiento profesional, con más especialización, autonomía y participación en equipos multidisciplinares. Y sobre todo, visualizo una Enfermería del Trabajo más visible, más influyente e implicada en las decisiones estratégicas sobre salud laboral, tanto en el sector público como en el privado.
Nuestro reto es seguir demostrando que invertir en salud laboral es invertir en sostenibilidad, productividad y bienestar social. Y ahí, las enfermeras del trabajo tenemos mucho que decir.
Quiero agradecer sinceramente la oportunidad de haber compartido esta entrevista. Para mí ha sido un espacio muy enriquecedor para reflexionar sobre la profesión, visibilizar el valor de la Enfermería del Trabajo y transmitir mi compromiso con la salud laboral y el cuidado de las personas.
Gracias por escucharme, por el interés y por contribuir a dar voz a quienes trabajamos cada día por una sanidad más segura, humana y preventiva.